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Se sabe que el aromaterapia tiene su origen en Egipto, donde los sacerdotes hacían sus propias recetas apuntadas minuciosamente en un pergamino, los grandes emperadores eran enterrados junto a jarrones llenos de las esencias más poderosas, llevándose su grandeza al otro mundo. Sus conocimientos no se perdieron con el tiempo, sino que pasaron de generación en generación hasta llegar a otras culturas, como puede ser la Asiria y la Babilonia. Todas estas culturas tenían su propio laboratorio donde hacían sus recetas, usando diferentes plantas y aceites esenciales. Los curanderos de muchas tribus, también usaban el aromaterapia en sus rituales de curación, con el uso de estas plantas y aceites naturales.
La aromaterapia no sólo no se extinguió en el tiempo sino que es una conocida terapia alternativa en la actualidad, muy usada por la corriente Newe Age. La aromaterapia hoy en día se usa por la inhalación y absorción de aceites esenciales (encontrados en la sabia de las plantas), haciendo uso de sus propiedades medicinales. La extracción de estos aceites es muy costosa ya que se necesita de un gran número de plantas para poder conseguir un pequeño frasco de esencia. Sus beneficios son múltiples, a nivel físico y psicológico: es antiséptico, caldeante, sedante, relajante, suavizante, estimulante, astringente, etc.
Por lo general, los profesionales que utilizan la aromaterapia también son masajistas, ya que usan los propios aceites esenciales para hacer masajes terapéuticos. En una consulta de aromaterapia, lo que se suele hacer es que el paciente lleva al terapeuta un informe clínico con lo que sucede y éste, prepara las plantas y los aceites que mejor le funcionen, una vez lo tiene hecho, le da la posibilidad de olerlos antes de aplicarlos. La esencia prescrita se aplica en la piel, aunque hay gente que prefiere disolverla con un pebetero para exhalarla en el aire.
